domingo, 23 de febrero de 2014

El último fantasma de Sevilla

   Cuenta la tradición que una tarde cuando el rey Don Pedro, venía de cacería, iban pregonándolo por toda Sevilla, en la calle del Padrón, hoy San Luis, se asomó una linda muchacha, Maria de Padilla.  El rey era muy joven y entre ellos, surgió el amor, pero Don Pedro por eso de ser rey y por razones de Estado, contrajo matrimonio con doña Blanca de Borbón, princesa de Francia.
 
   Aunque siguió manteniendo relaciones con Maria de Padilla, con la que tuvo cuatro hijos, pasados unos años, encerró a Blanca de Borbón y la mandó matar, tras la muerte de esta, el rey empezó una guerra contra el rey moro de Granada y allí recibió la noticia de que su amada María habia muerto; el rey comunicó que se había casado con la muchacha y concedió la legitimidad a sus cuatros hijos.

   Al conocer el Papa la noticia de que el rey Don Pedro I, se casó secretamente con Doña María, investigó y lanzó una excomunión contra él.

   ¿Quién iba a comunicar la noticia a este rey, conociendolo con el sobrenombre de Don Pedro el Cruel?


   Hubo un cura valiente, el arcipreste Marcos, que se ofreció a entregarle dicho documento; al no poder entregarselo le gritó: Os leere el documento de su santidad, señor rey excomulgado, y si no os lo leo en vida, vendré despues de muerto a leeroslo.

   No pudo leerselo, ya que el rey fue muerto en la guerra contra su hermano bastardo Don Enrique, Conde de Trastamara.

   ¿Y el arcipreste?

   No pudo cumplir su promesa en vida, pero no por ello desistió.  Y todavía hoy, pasados los siglos, por la calleja de la Judería, que va desde el Patio de Banderas hasta el Barrio de Santa Cruz, se puede ver a este fantasma inmortal, vestido con sus ropas de cura y llevando en la mano el documento pontificio, y de vez en cuando se le oye musitar: Rey don Pedro ¿Dónde estás para leerte la excomunión?


   Pobre fantasma venido a menos, que no consigue cumplir su destino... Es el último fantasma de Sevilla.




   Un beso desde la orilla del rio, esperando que os haya gustado esta leyenda, tanto como yo he disfrutado escribiendola y paseando por esa calleja. votar

5 comentarios:

  1. ¡¡Que se lo lea yaaaaaaa!! ¡¡No creo que a estas alturas deba temer la represalia, vamos!! Y así al menos encontrará un poco de paz el pobre arcipreste...

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  2. Preciosa laeyenda como todas las tuyas.Ya habia oido yo algo sobre esta leyenda pero no tan bonita y romántica como tu la describes. Te felicito un beso

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  3. Holaaa guapas, fijaros que yo me he criado por esas calles y siempre me dió algo de miedo ese callejón, cada vez que pasaba con mi madre o con mi padre por alli, sentia escalofrios... lo que son las cosas... un beso muy fuerte.

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  4. Preciosa la leyenda, Pero a partir de ahora me va a dar yuyu pasar por allí.
    Un beso.

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    1. anda ya jajajajaja, un secreto pero no se lo digas a nadie, a mi tambien me va a dar yuyu pasar por alli

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